miércoles, 1 de junio de 2011

Fuego.

Aquel día probamos durante toda la mañana las señales de reflejos solares, pero acabamos cansados, y decidimos tomar la segunda alternativa.
Apilamos la fruta que pudimos recoger en poco tiempo para prender cuanto antes la isla, y con un poco de tristeza, apilamos los refugios, que sería lo que mejor prendería, y los dejamos quemar. Vimos como ardía nuestro pequeño paraíso, y esperamos con todas nuestras esperanzas, a que apareciera un barco por el horizonte.

















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